De acuerdo a la metodología de verificación y análisis del curso Análisis Comparado de Periodismo, el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet cumple en parte la siguiente promesa que hizo al país en su programa de campaña en 2013: “Avanzar en equidad tributaria, mejorando la distribución del ingreso. Los que ganan más aportarán más, y los ingresos del trabajo y del capital deben tener tratamientos similares”.

Menos de dos minutos destinó la presidenta en su discurso para hablar de la Reforma Tributaria. “Es una reforma que ha sido eficaz porque ha permitido que el país cuente con recursos para financiar responsablemente nuevos gastos permanentes. Ha sido equitativa porque los que tienen más contribuyen más”, señaló.

“Los mayores impuestos pagados por el 0,1% más rico de la población aportan el 73% del total recaudado”, dijo respecto del estudio prospectivo que publicó el Banco Mundial en 2014 en el que evaluaba los efectos distributivos posibles de la reforma.

En concreto se han implementado nuevos sistemas de tributación, reducción de la tasa marginal y un nuevo aumento al impuesto a la renta, siendo las medidas de equidad y distribución que entraron en vigencia el 1 de enero de 2017. La ley que cambia el sistema de tributación fue aprobada en 2014 por el Congreso y tenía como objetivo principal aumentar los ingresos permanentes del Estado para así permitir alcanzar la “sustentabilidad fiscal”.

Si bien la Reforma Tributaria operará en plenitud recién el 2018 [ver documento anexo], según la Cuenta Pública de la Tesorería General de la República, en 2016 la recaudación fiscal creció en un 3,6% gracias al IVA y al Impuesto a la Renta. Este último llegó en 2017 al 25,5% en el sistema semi-integrado y a 25% en el sistema integrado.

Gonzalo Polanco, abogado y director ejecutivo del Centro de Estudios Tributarios de la Universidad de Chile, opina que la promesa de avanzar en equidad tributaria podría darse por cumplida en teoría. “La Reforma tuvo como objetivo aumentar los niveles de equidad y en ese sentido yo creo que sí se logró. No estamos evaluando se es bueno para la inversión ni para el crecimiento económico”, dijo el abogado.

En efecto, uno de los objetivos principales de la ley tributaria era aumentar la base de contribuyentes, captando así aquellos que con el antiguo régimen del FUT eludían y evadían el pago de impuestos. Las estadísticas del SII señalan que en 2016 hubo más de 2,8 millones de contribuyentes del impuesto global complementario, aumentando en 12 mil respecto a 2015, con una variación de 5,2% respecto a 2013. Pese a esto, no se ve un cambio sustancial del movimiento de cifras históricas que haga indicar el real impacto.

Si bien suscitó acuerdo la reducción de la tasa marginal -la cual, según ambos expertos, permitiría avanzar en equidad horizontal- durante la votación del proyecto en 2014, los diputados Giorgio Jackson (RD) y Gabriel Boric (Movimiento Autonomista) manifestaron su desaprobación. “Reduce, a la postre, la recaudación fiscal, compensando, en parte, con un aporte directo a los bolsillos de los más ricos de Chile”, apuntó Boric en aquella ocasión.

Pese a los distintos puntos de vista, Alejandro Micco, subsecretario de Hacienda, dijo que la ley tributaria podrá ver su efecto posterior a 2019 cuando estén disponibles las estadísticas que puedan cuantificar su impacto.

Pese a esto, su implementación ha sido controvertida desde sus inicios, debiendo ser modificada mediante la ley de “simplificación” de la Reforma luego de que diversos sectores económicos y políticos manifestaran su preocupación.

“La reforma terminó por implementar un esquema tributario sumamente complejo y enredado, que desincentiva la inversión, y que no generará ganancias de equidad significativas, si ellas se juzgan correctamente”, dijo Rolf Lüders, académico, economista y ex ministro del régimen militar de Augusto Pinochet.